
¿Qué es un trauma?
El trauma afecta de tal manera la salud, la seguridad y el bienestar de la persona, que puede llegar a bloquear el sistema de procesamiento de información del paciente, independientemente de su origen y del momento de la vida en el que se produzca. Estos bloqueos tienen lugar porque en el momento en que suceden la persona no tiene los recursos para resolver la situación, como puede ser en la infancia. Por otro lado, si el trauma se produce en la edad adulta, el bloqueo puede deberse a que se hayan sufrido varias situaciones traumáticas a la vez, por ejemplo un despido y una ruptura sentimental.
Todo ello genera rápidamente mucho estrés en el cerebro, saturándolo y dando lugar a distintos síntomas. Si el paciente no se trata, es muy posible que, tras un evento como una separación, un abandono o el diagnóstico de una enfermedad grave, se cronifiquen dichos síntomas y deriven en un trastorno de mayor gravedad (depresión, trastorno obsesivo compulsivo, trastorno límite de personalidad, trastorno bipolar, adicciones, etc.) En este sentido, el trauma aumenta la vulnerabilidad de las personas hacia las enfermedades más graves.

La palabra trauma deriva del griego y significa “herida”. El trauma es una “herida psicológica” que puede ser provocada por experiencias adversas. Habitualmente, cuando oímos hablar de trauma pensamos en acontecimientos devastadores causados bien por desastres naturales (terremotos, inundaciones, etc.) o por el hombre (guerras, accidentes, abusos, palizas etc.)
Nos referimos a este término, trauma, por el impacto súbito y estresante que sufre el cerebro de la persona cuando lo vive. Sin embargo, también existe otra categoría de traumas, cuyo origen está relacionado con hechos a los que habitualmente concedemos menos importancia (pueden llegar a "normalizarse") y que suelen ser más frecuentes en la infancia, como, por ejemplo: desprotección, humillación, desapego, abandonos o separaciones. Estos acontecimientos adversos pueden llegar a provocar muchos síntomas como angustia, miedo, vacío o tristeza, y llegar a condicionar el cómo vivimos el presente, haciéndonos sentir que estamos "rotos por dentro".

Es importante destacar que la gravedad del trauma no determina la calidad del daño que produce. Puede ser tan dañino un accidente de tráfico como un abandono, porque sus efectos dependerán de cada persona.
Existen 3 factores que determinan el impacto de un evento traumático en la infancia:
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La edad que tenía la persona cuando se produjo ese evento
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La gravedad (intensidad), frecuencia y duración con la que se producía
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Los recursos con los que contaba el niño en aquel momento, por ejemplo las figuras de apego (si le protegían, si le daban información adecuada a su edad, si le facilitaban la expresión emocional, etc.)